A poco más de 350 kilómetros de Cancún se encuentra la huella de uno de los más grandes impactos de asteroide jamás registrados en la historia de la Tierra.

Se trata del cráter de Chicxulub, que cayó hace aproximadamente 66 millones de años y que, con una energía liberada equivalente a detonar 10 mil millones de bombas como las que cayeron en Hiroshima, causó la extinción masiva de poco más del 75% de las especies del planeta.

Jaime Urrutia Fucugauchi, geofísico de la Universidad Nacional Autónoma de México, platicó en su charla de esta mañana durante la Conferencia en Sistemas Complejos 2017 (CCS17), acerca de cómo fue el impacto de este asteroide a partir de algunas características del cráter y de las zonas aledañas a este, así como las consecuencias que tuvo en la Tierra este evento catastrófico.

Para Urrutia, estudiar el impacto del asteroide es complejo, ya que la manera en que impactó el asteroide es única pues su cráter es similar a los hallados en la Luna.

Para poder estudiar el impacto, los investigadores estudian las consecuencias halladas en el suelo de algunas regiones de México y del Caribe. “Si  tú vas por la península de Yucatán, en lugar de ver un patrón irregular, observas un anillo de Cenotes que son depresiones de tierra [inundadas]”, explicó el geofísico.

De acuerdo con él, las herramientas desarrolladas por los sistemas complejos podrían encontrar más patrones que permitan reconstruir el impacto del asteroide y sus consecuencias.

Urrutia cree que la complejidad puede brindarnos algunas respuestas para identificar  cómo fue que el impacto cambió las condiciones atmosféricas y climáticas, ya que el planeta se enfrió gradualmente. Además, podría explicar cómo es que la vida volvió a repoblar el planeta.